Un Municipio que se descuelga desde el Illimani
¿Qué hay detrás de ese majestuoso nevado? Ha debido ser la pregunta de los primeros hombres y mujeres que habitaron la meseta altiplánica al mirar lo que hoy denominamos el Illimani. Desde siempre, la imponente montaña fue el achachila mayor de esta parte del mundo andino.
Y detrás del gigante existían grupos nómadas que subían río arriba desde las zonas tropicales en busca de los frutos silvestres de temporada. Más tarde fueron bautizados como mosetenes, lecos, chunchos, pueblos de tierras bajas cuyo recorrido histórico no ha terminado de ser estudiado.
¿Qué hay detrás de ese majestuoso nevado? Ha debido ser la pregunta de los primeros hombres y mujeres que habitaron la meseta altiplánica al mirar lo que hoy denominamos el Illimani. Desde siempre, la imponente montaña fue el achachila mayor de esta parte del mundo andino.
Y detrás del gigante existían grupos nómadas que subían río arriba desde las zonas tropicales en busca de los frutos silvestres de temporada. Más tarde fueron bautizados como mosetenes, lecos, chunchos, pueblos de tierras bajas cuyo recorrido histórico no ha terminado de ser estudiado.
Hasta que los pueblos del altiplano dieron la vuelta al grandioso nevado y se descolgaron montaña abajo. Se dieron cuenta de que en el lugar el maíz producía mejor y encontraron alimentos y especias que hasta entonces no tenían en su dieta.
Los estudios arqueológicos realizados en la zona muestran que grupos de agricultores de la Cultura Tiwanaku, en su Época Clásica (entre los años 374 al 900 de nuestra era), se asentaron en la región de Pasto Grande.
Cuando Tiwanaku fracasa, diversos pueblos aymaras dominaban las rutas a estas fértiles tierras. Se habla de la presencia de agricultores del Señorío Pacajes, aunque los historiadores también han encontrado evidencias de la presencia de los Quiruas. Para algunos estudiosos, estos últimos eran un Señorío y para otros eran grupos de mercaderes que sacaban coca desde los Yungas Chapi (hoy Chulumani, Ocobaya e Irupana).
El Imperio Inca comenzó a extender sus dominios desde el Cusco. Se estima que los primeros mitimayes llegaron a nuestra zona durante el gobierno de Tupac Yupanqui, pero habría sido su hijo, Huayna Capac, quien gobernó entre 1493 y 1527, el que consolidó la presencia incaica en estas tierras.
La llegada de los colonizadores españoles al mundo andino (1532) cambió radicalmente el curso de la historia. No hay una fecha establecida sobre su arribo a la región yungueña, pero quizá el año de fundación de la ciudad de La Paz, 1548, pueda servir como referencia.
Laza fue uno de los primeros asentamientos españoles en la zona. Junto a los ibéricos llegaron también los primeros afros, tan importantes para la construcción de la identidad yungueña. El obispo Nicolás Armentia, que hizo una visita pastoral a Irupana, el año 1903, habría encontrado documentación que le permitía afirmar que San Pedro de Laza fue “erigida” el 29 de junio de 1646. Hasta el Siglo XVIII fue “Doctrina” de la Iglesia Católica, lo que hoy conocemos como parroquia.
Que la población de Irupana fue fundada el 25 de julio de 1746 es una versión publicada en la revista “Acción y Progreso”, dirigida por Leonardo Guzmán. El nombre del poblado aparece varias décadas antes en los archivos del Arzobispado de La Paz. Lo evidente es que las crónicas de la época aseguran que en 1781, durante el histórico levantamiento de Tupaj Katari, ya era un poblado bien consolidado.
Al crearse la República de Bolivia, luego de la larga Guerra de la Independencia, es bautizada como Villa de Lanza, en homenaje al patriota yungueño Victorio García Lanza. Pasó a formar parte de la provincia de Yungas, como cantón de la Primera Sección, que tenía como capital a Chulumani.
Hasta el 25 de noviembre de 1875, cuando es constituida como capital de la Tercera Sección de la provincia de Yungas, con sus cantones Laza, Taca y Lambate, según la Ley promulgada por el presidente Tomás Frías. El 1 de julio de 1899, la región es dividida en dos provincias. Irupana pasa de ser la Tercera Sección de Yungas a ser la Segunda Sección de Sud Yungas, sin modificar en absoluto su territorio.
Hoy sabemos que detrás del Illimani hay un municipio que comienza en las faldas de la fría Cordillera de los Andes y se descuelga hasta el cálido territorio yungueño. Abarca a su paso una diversidad de pisos ecológicos, habitados por hombres y mujeres que, desde sus diferencias, se unen para trabajar por construir un mejor futuro.
Texto: Guimer Zambrana Salas